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DIRECTRICES ESTRATÉGICAS

Directrices Estratégicas

BASES FUNDAMENTALES

Educación Equilibrada

La Universidad aspira a formar personas profesionalmente aptas, que cultiven sus propias y particulares potencialidades y desarrollen sus singularizadas cualidades y aptitudes; personas que no pierdan la capacidad de asombro y de crítica justa y constructiva; que no dejen adormecer la virtud de maravillarse frente al prodigioso equilibrio de la naturaleza; que multipliquen la atracción por investigar, imaginar y crear; y que se sientan invitados a contribuir al establecimiento de mejores y cada día más propicias formas de interacción social.

 

La Universidad espera que ese desarrollo personal de sus alumnos y de los profesionales que egresan de sus aulas, les permita enfrentar sus vidas y responsabilidades en forma equilibrada y con optimismo, y acercarse así al alcance de las auténticas, aun cuando limitadas, satisfacciones que la existencia terrenal puede deparar. En suma, se espera formar personas que vivan su vida plenamente, que cultiven la amistad, que sepan disfrutar, pero que también dediquen parte importante a la búsqueda de su formación armónica y amplia en el aspecto intelectual. Así, su labor educativa va más allá de un simple proceso instruccional: se fomenta como parte de su gestión diaria, una efectiva interacción entre autoridades, académicos y alumnos, pues se considera eminentemente positivo y enriquecedor el desarrollo de una relación franca y formadora, entre maestros y discípulos.

 

Esta interrelación se enmarca en los propósitos de transmitir información y conocimientos, facilitando el encuentro y participación de los estudiantes en actividades que promuevan el intercambio de ideas y experiencias, en un plano de armonía y convivencia responsables. Dentro de una educación equilibrada también ocupa un lugar de importancia el desarrollo de actividades deportivas, reconociendo la incidencia que tienen en la formación de la juventud y en el desarrollo de prácticas beneficiosas para la salud espiritual y física. Una educación equilibrada procura que la formación de sus estudiantes les permita y los oriente a que las acciones que les corresponda emprender, en todos los planos de sus vidas, las desempeñen con honestidad, respetabilidad, sin pequeñeces y ajustadas a valores personales, familiares, sociales y éticos.

 

También implica de manera preferencial la búsqueda de la excelencia en el logro académico. Aspiramos a que nuestros estudiantes practiquen el aprendizaje activo, donde ellos sean los protagonistas de su propio desarrollo. Por ello, nuestros académicos estimularán la inversión de tiempo en la tarea de aprender y el aprendizaje colaborativo, donde los estudiantes se organizan para estudiar, aprender y madurar juntos, resolver problemas y buscar información. Otra dimensión de una educación equilibrada, no menos importante que las anteriores, es el desarrollo de la capacidad de emprender nuevos desafíos. Para la Universidad es importante que sus egresados tengan mentalidad de pioneros más que de seguidores, donde la imaginación, el pensamiento proactivo y la flexibilidad juegan un rol vital.

 

 

Transversalidad en la Estructura de los Planes de Estudio

El logro de una educación equilibrada, obliga a establecer sus metas como objetivos transversales de los planes de estudio. La atracción por investigar; la vivencia de los procesos y principios de la ciencia; el saber valorar la importancia de la tecnología; la formación profesional centrada en los problemas contemporáneos, el ser emprendedor, son actitudes de vida. Ello no se consigue sólo con el aprendizaje de un conjunto de asignaturas, requiere la formación de hábitos, destrezas, valores y la adquisición de estrategias a lo largo del tiempo.

 

Por ello nuestros planes de estudio están estructurados en líneas o áreas que cruzan longitudinalmente la formación de nuestros estudiantes y que permiten que el aprendizaje, la meditación y maduración de nuestros alumnos se vaya acrecentando a medida que progresan en sus estudios.

 

 

Autoaprendizaje

El aspecto más desafiante del desarrollo actual es el avance del conocimiento. Parece inoficioso mantener la tradición de las estructuras curriculares donde se ha privilegiado la enseñanza fragmentada, enciclopédica y frontal. Reviste entonces particular importancia el hecho que, junto con la revisión y modernización curricular, tanto los alumnos como los docentes realicen un esfuerzo importante por promover el Aprendizaje Autónomo.

 

Es necesario entonces entregar a los jóvenes, estrategias que les ayuden a desarrollar esta capacidad, introduciendo segmentos de sus asignaturas o incluso asignaturas completas donde el alumno trabaje con medios informáticos o complemente las clases presenciales con textos de autoaprendizaje, el desarrollo de proyectos, los trabajos con casuística, la resolución de problemas y las investigaciones que requieran la búsqueda y análisis bibliográfico, entre otras modalidades. Estas metodologías favorecen el autoaprendizaje, pero por sobre todo el aprendizaje activo.

 

 

Efectividad Docente

La interacción permanente entre alumnos, profesores y autoridades es una de las piedras angulares de la institución y no se efectúa solamente en el contexto de la sala de clases, el laboratorio, el taller y las prácticas en terreno, sino que también en el contacto informal permanente fuera del aula y a través del correo electrónico. Los estudiantes pueden no solamente hacer consultas, también conversar sobre temas profesionales y otros de interés personal.

 

Un aspecto importante de la efectividad docente lo constituye la retroalimentación oportuna al alumno. La práctica de la respuesta oportuna y continua del profesor a sus alumnos con respecto a su proceso de aprendizaje contribuye decididamente al aprendizaje efectivo.

 

Además, la Universidad mantiene un proceso continuo de revisión de sus planes de estudio y perfiles profesionales, que busca:

 

1Poner a disposición de los alumnos planes de estudio que respondan a los desafíos de los tiempos.

 

2Traducir en sus planes de estudio la "formación equilibrada" que buscamos.

 

3Impregnarlos de un sello de dinamismo que impida su pérdida de vigencia y pertinencia.

 

4Establecer perfiles profesionales competitivos.

 

5Alcanzar elevados estándares nacionales e internacionales de manera de facilitar el tránsito de nuestros titulados a un ejercicio profesional o a estudios de postgrado en el país o en el extranjero, con la competencia profesional y solvencia académica necesarias.

 

 

Gestión y Control de Calidad

La Universidad Mayor ha entendido que la rigurosidad de la gestión universitaria, especialmente cuando se declara que la búsqueda de calidad es uno de los ejes institucionales, y el control de calidad de insumos, procesos y resultados constituye una necesidad ineludible. Por ello es que ha introducido mecanismos de monitoreo de calidad que operan en forma permanente. Algunos de ellos ya están en funcionamiento y otros en la etapa de diseño.

 

Algunos aspectos del monitoreo de calidad son:

 

1La evaluación de la función docente.

 

2La autoevaluación de unidades, programas y carreras.

 

3El seguimiento de egresados.

 

4La acreditación de carreras ante organismos competentes.

 

La evaluación de la función docente se realiza anualmente y busca recoger información de primera fuente, de los propios alumnos, sobre su percepción en relación al proceso docente. El objetivo principal de esta evaluación es detectar carencias o debilidades que permitan diseñar mecanismos de compensación, a través del perfeccionamiento pedagógico de los profesores, la facilitación de instancias de perfeccionamiento de la disciplina y la adecuada asignación de funciones.

 

El marco referencial del control de calidad institucional está provisto por la misión y visión de la Universidad y por un conjunto de estándares especialmente diseñados y que guardan congruencia con aquellos de reconocidos organismos nacionales e internacionales.

 

La Universidad Mayor realiza procesos de autoevaluación focalizados en carreras y escuelas destinados a revisar críticamente los insumos, los procesos y los resultados. Para ello, se trabaja con profesores, estudiantes, personal administrativo, egresados y empleadores entre otros usuarios de la oferta académica. Los resultados que se obtienen conforman una retroalimentación para el diseño de políticas, la planificación institucional, el sistema de información para la gestión, la asignación de recursos y, en general, la toma de decisiones que permita superar las debilidades detectadas, consolidar las fortalezas y aprovechar las oportunidades.