Francisca Petrovich (27) junto a su hermano Nicolás han dado vida a la cabaña Patagonia Dohne, un centro genético que ofrece distintos servicios de biotecnología para el ganado ovino.
Una importación no tradicional dio el puntapié a este proyecto: cien embriones fueron traídos desde Australia para ser implantados en ejemplares femeninos de ganado ovino de la zona sur del país.
Esta camada de ovejas importadas son de la raza Dohne Merino, conocidas como “doble propósito”: producen más carne y lana de mejor calidad.
Aunque el consumo de carne de oveja en Chile es bajo —entre 400 y 600 gm anuales per cápita, principalmente porque es estacional— la producción de lana es un gran mercado y esta nueva raza promete mejorar su calidad en sólo una generación: “existe una unidad de medida para determinar la calidad de la lana —las micras— y si un productor cruza su ganado con un ejemplar dohne merino podrá mejorar de inmediato varias micras”, explica Francisca.
De los cien embriones que fueron implantados durante el mes de junio, sesenta resultaron en preñeces y se espera que nazcan durante noviembre. Con esta camada, los hermanos pretenden comenzar de lleno con un centro genético en la zona, que provea servicios de transferencia de embriones, venta de semen y biotecnologías reproductivas en general.
Proyecto de título
Aunque Francisca entró a estudiar Medicina Veterinaria en La U. Mayor con la intención de dedicarse a los animales menores, fue en el momento en que tuvo que pensar en su proyecto de título que su carrera viró hacia el ganado ovino. Se interesó por las biotecnologías genéticas reproductivas por el contacto de su hermano con el campo y en poco tiempo terminó viajando a Argentina y Uruguay para especializarse. Hoy, su objetivo es que Patagonia Dohne se transforme en un centro genético que ofrezca mejores condiciones para la salud reproductiva y la calidad de las especies en la zona sur del país.