Alumnos de Maipú, El Monte y La Reina participaron en competencia de biología sintética, IGEM 2015, apoyados por la Universidad Mayor, la Comisión de Cooperación con UNESCO del Ministerio de Educación, el Ministerio de Economía y CORFO.
Hace pocos días volvieron a Chile un grupo de 13 estudiantes, cuatro profesores y el coordinador de Gesta Mayor, Incubadora de Negocios de la Universidad Mayor, que viajaron a Boston, Estados Unidos, a participar en la mayor competencia mundial de biología sintética, IGEM 2015(International Genetically Engineered Machine).
El desafío era enorme, se convertían en los primeros escolares latinoamericanos en asistir a este evento y competían con 280 equipos de todo el mundo. Pero el trabajo de todo un año, el esfuerzo y la constancia dieron sus frutos cuando recibieron el premio de la categoría Bronce de este concurso.
Para llegar al galardón, debieron crear proyectos innovadores, detectando oportunidades en base a necesidades reales y buscando soluciones concretas a través del conocimiento científico. Así crearon una pulsera que detecta el nivel de radiación UV, un spray que puede reconocer la cantidad de silicio en una mina y una pastilla que permitiría comer todo tipo de harinas a un celiaco.
Uno de los grupos participantes fue integrado por alumnas del Colegio Emelina Urrutia, de la comuna de El Monte, que modificaron genéticamente una bacteria para que detecte el nivel de radiación ultra violeta del ambiente y cambie de color. Ese trabajo de laboratorio lo llevaron a una pulsera que permite saber qué tan dañino está el ambiente, incluso en días nublados.
El segundo equipo, estuvo conformado por estudiantes del Colegio Eugenio María de Hostos, de La Reina, que trabajaron un proyecto para detectar la presencia de sílice en el ambiente, un gran problema que se presenta en la minería, lo que muchas veces provoca la muerte de trabajadores. Para ello, analizaron las posibilidades de un pulverizador de ambientes que cambia de color si el nivel de sílice es alto, lo que ayudaría a evitar el trabajo en esos espacios de alta toxicidad.
“Un aerosol podría evitar la irradiación del sílice en trabajadores de la minería o la construcción, ya que esto produce una enfermedad mortal”, destacó Stephanie Toledo, integrante del grupo.
Y el tercer grupo, fueron alumnos del Colegio San Andrés de Maipú, quienes estudiaron cómo una bacteria podría degradar el gluten y permitir el tratamiento para la enfermedad celíaca, a través de una pastilla que se ingiera previamente a las comidas.
“Los tres proyectos podrían ser una solución concreta a problemas actuales, ideados por escolares, muy motivados y que trabajaron arduamente para la competencia, pero que tienen muchas ganas de seguir avanzando. Por esa razón, hasta mayo de 2016 seguiremos trabajando con ellos y otros 20 colegios de la Región Metropolitana, en una nueva versión del Programa”, expresó Ismael Espinoza, coordinador de Gesta Mayor de la Universidad Mayor.
Los proyectos fueron parte del Programa de Apoyo al Entorno (PAE) que contó con el financiamiento de CORFO, además del apoyo de EXPLORA-CONICYT y la Comisión de Cooperación con UNESCO del Ministerio de Educación, que se desarrollaron en talleres de capacitación teóricos y prácticos en los laboratorios de la Facultad de Ciencias de la Universidad Mayor. Además, se capacitaron a docentes de colegios y se buscó apoyo para el financiamiento de los pasajes y estadía en EEUU.