Como parte de su participación en el Congreso Internacional LARES 2018, desarrollado en Brasil, el profesor Gerardo Ureta presentó una encuesta que elaboró para conocer el interés de los chilenos por compartir sus viviendas.
Qué duda cabe que aplicaciones como Uber o Cabify han tenido efectos importantes en la forma en que las personas se mueven por la ciudad. Algo parecido, pero en el mercado inmobiliario, ha ocurrido con Airbnb, una plataforma que permite a las personas arrendar su departamento, casa o parte de ella, principalmente a turistas.
Todas esas herramientas forman parte de la llamada “economía compartida”, un modelo que facilita el intercambio de bienes y servicios entre particulares.
Fue precisamente ese tema el que abordó el académico de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Mayor, Gerardo Ureta, en el Congreso Internacional del Latin American Real Estate Society (LARES) 2018, desarrollado este mes en Río de Janeiro (Brasil).
Perteneciente a la Asociación Mundial de Gestión Inmobiliaria, LARES dedicó esta edición del encuentro a discutir en torno a los desafíos de la economía colaborativa en el ámbito del mercado de propiedades.
Para ello convocó a académicos, empresarios y especialistas de toda América Latina, entre ellos al profesor Ureta, quien presentó la ponencia “Economía Compartida: impacto en el mercado inmobiliario de Santiago de Chile”.
Allí, el ingeniero industrial, magíster y doctorando en Ingeniería Civil, expuso detalles de una encuesta que realizó para estudiar esta materia en Chile.
“Si bien el concepto de ‘economía compartida’ lleva algunos años en discusión, en Chile ha estado centrada en los asuntos en relación con el transporte, existiendo poca discusión en el impacto que ha tenido en el mercado inmobiliario”, señaló el profesional al explicar por qué le interesó indagar en esta área.
En la medición, el profesional encontró que los jóvenes son quienes están más dispuestos a compartir su propiedad con un extraño, principalmente con turistas.
“Esto se explica principalmente porque las personas jóvenes no son muy apegadas a las cosas materiales y están menos arraigadas a su hogar, a diferencia de las mayores”, sostuvo Ureta.
El sondeo también concluyó que el sector nororiente de Santiago es el más desarrollado en términos de economía compartida inmobiliaria y que los departamentos ya no se están vendiendo solamente para que las personas vivan en el lugar, sino que también para invertir y rentarlos.
"El público que asistió se mostró muy interesado en conocer detalles de los aspectos tributarios en Chile, así como su clima macroeconómico, porque había empresarios que les llamaba la atención en invertir en edificios 100% compartidos, por ejemplo, para estudiantes, como ocurre en EE.UU.", finalizó el académico.